lunes, noviembre 16, 2015

El medico que infringio el codigo deontologico y ahora es admirado por su comunidad.

(Los acentos fueron obviados por cuestiones tecnicas)
 El medico que infringio el codigo deontologico y ahora es admirado por su comunidad.

Ante la falta de voluntarios, Phil Kennedy, abrio su propio craneo y se introdujo electrodos para traducir las señales neuronales del habla
Phil Kennedy ya no veia otra forma de conseguir los datos. Asi que un dia acabo tumado, feliz e inconsciente, sobre la mesa de un quirofano de Belice mientras un neurocirujano separaba la parte superior de su craneo con una sierra.
El año pasado, Kennedy, un neurologo e inventor de 67 años de edad, hizo algosin precedentes en los anales de la autoexperimentacion. Pago 25.000 dolares (unos 23.300 euros) a un cirujano de America Central para implantar unos electrodos en su cerebro para establecer una conexion entre la corteza motora y un ordenador.
A finales de la decada de 1980, Kennedy, junto a un pequeño grupo de pioneros, habia desarrollado unas interfaces "invasivas" entre el cerebro humano y un ordenador. Se trababa literalmente de cables dentro del cerebro conectados a un ordenador, y un sistema ampliamente reconocido como el primero en permitir que una paciente gravemente paralizada y "atrapada" moviera el cursor de un ordenador utilizando solo su cerebro. Una revista le llamo "el padre de los ciborg".
El nuevo objetivo cientifico de Kennedy ha sido construir un decodificador del habla, un software que pueda traducir las señales neuronales producidas por el discurso imaginario en palabras que salgan de un sintetizador del habla. Pero este trabajo, realizado por su pequeña empresa de Georgia (EEUU) Neural Signals, se habia estancado, dice Kennedy. Ya no conseguia reclutar a mas sujetos para las investigaciones, disponia de poca financiacion, y habia perdido el apoyo de la Agencia de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en ingles).
Por eso, en junio de 2014 se encontro sentado en un hospital remoto contemplando la imagen de su propia cabeza rapada en un espejo. "Todo este esfuerzo de investigacion de 29 años de duracion iba a morir si yo no hacia algo", dice. "No queria que muriese en la cuna. Por eso me arriesgue".
Este otoño, Kennedy presento unos estudios de su propio cerebro en la Sociedad para la Neurociencia en Chicago (EEUU), donde sus acciones provocaron tanto admiracion como preocupacion entre sus homologos. Al concertar una cirugia para una persona sana – incluso el mismo, incluso en nombre de la ciencia – probablemente habia incumplido el juramento hipocratico. "Me alegro de que se encuentre bien ahora", dice Eddie Chang, un neurocirujano de la Universidad de California en San Francisco (EEUU), cuyo trabajo reciente sobre el mapeo de las areas de la corteza motora ayudaron a guiar los calculos de Kennedy. "Espero que consiga unos datos muy, muy valiosos".
Problemas con la FDA
Kennedy, que nacio en Irlanda, dice que su autoexperimento fue impulsado por la frustracion y por las incognitas cientificas. Estaba tan intrigado por el funcionamiento del cerebro que, siendo ya un joven medico, volvio a estudiar para conseguir el doctorado en neurociencia. Mientras dirigia un laboratorio del Instituto de Tecnologia de Georgia (EEUU) durante la decada de 1980, desarrollo y patento un tipo innovador de electrodo que consiste en un par de cables de oro encapsulados en un diminuto cono de cristal. Lleno con una mezcla propietario de factores de crecimiento, el electrodo indujo a las neuronas cercanas a crecer dentro del dispositivo.
Foto: Phil Kennedy
En 1996, despues de realizar pruebas en animales, la FDA le permitio a Kennedy implantar sus electrodos en pacientes en un estado "encerrado" debido a una paralisis tan severa que ya no podian hablar ni moverse. Su primera voluntaria fue una profesora de educacion especial y madre de dos hijos llamada Marjory, o "MH", que se sometio al procedimiento al final de su vida. Marjory padecia de ELA, pero demostro que podia encender o apagar un interruptor solo al pensar en ello. Pero estaba tan enferma que fallecio tan solo 76 dias despues. El siguiente, en 1998, fue Johnny Ray, un veterano de la guerra de Vietnam y contratista de 53 años de edad que desperto de un coma con su mente totalmente intacta, pero incapaz de mover ninguna parte de su cuerpo salvo los parpados.
Kennedy superviso personalmente la implantacion de los electrodos en al menos cinco sujetos, y su equipo empezo a demostrar que si grababa solo unas pocas neuronas, los pacientes podian mover el cursor de una pantalla de ordenador y comunicarse al escoger unas palabras o letras de un menu.
Para el año 2004, Kennedy habia implantado sus electrodos en el cerebro de Erik Ramsey, un voluntario que habia sufrido un derrame cerebral en el tronco encefalico en un accidente de coche que le dejo "encerrado" a la edad de 16 años. Gracias a los datos recolectados de Ramsey, Kennedy y sus colaboradores siguieron publicando trabajos de gran impacto sobre los resultados en revistas como PLoS ONE y Frontiers in Neuroscience tan recientemente como en el año 2009 y 2011. Un trabajo describio comoel software podia identificar los sonidos que imaginaba Ramsey y permitirle pronunciar unas pocas palabras sencillas. Finalmente, el estado de salud de Ramsey empeoro tanto que le impidio seguir participando en la investigacion.
Para entonces, la FDA tambien habia revocado el permiso para emplear los dispositivos en mas pacientes. Kennedy dice que la agencia empezo a pedirle mas datos de seguridad, incluidos los factores neurologicos que empleaba para inducir el crecimiento neuronal. Cuando Kennedy no pudo proporcionar estos datos, la FDA se nego a aprobar mas implantes.
Kennedy nunca llego a aceptar la decision de la FDA del todo (llevo al menos a un paciente mas a Belice para realizarle un implante). Tambien existian frustraciones cientificas con trabajar con pacientes discapacitados. Las personas "encerradas" no pueden comunicarse, salvo a veces con gruñidos y con los ojos, algo que añadia un variable de confusion a sus experimentos. Cuando se disparaba una neurona determinada, nunca podia estar seguro de lo que el paciente habia estado pensando realmente.
Kennedy se convencio de que la manera de llevar sus investigaciones al siguiente nivel era encontrar un voluntario que aun pudiera hablar. Durante casi un año, busco un voluntario con ELA que aun retuviera algunas capacidades verbales, esperando llevar al paciente al extranjero para realizarle el procedimiento. "No pude conseguirlo. Despues de tanto pensar y contemplar, decidi hacerlo yo mismo", dice. "Intente disuadirme a mi mismo durante años".
La cirugia se realizo en junio de 2014 en un hospital de 13 camas de la Ciudad de Belice, a unos 1.600 kilometros de su consulta de neurologia de Georgia y tambien lejos del alcance de la FDA. Antes de embarcar en el avion, Kennedy hizo todo lo posible por prepararse. En su pequeña empresa Neural Signals, fabrico los electrodos que implantaria el neurocirujano en su corteza motora, incluso eligio el punto concreto donde los queria enterrar. Ahorro suficiente dinero para mantenerse durante varios meses en caso de que algo saliese mal. Se habia asegurado de tener en regla su testamento y aviso a su hijo mayor de sus planes.
De las palabras a la accion
Una vez en Belice, el procedimiento no transcurrio sin problemas, señalando asi los peligros de la ciencia de las interfaces cerebro-ordenador a los voluntarios. Existe una posibilidad pequeña pero real de morirse al abrirse el craneo. Despues de despertarse de su primera cirugia, dice Kennedy, no pudo contestar cuando los cirujanos le hablaron; habia perdido el habla. Los medicos le explicaron despues que su presion sanguinea se habia disparado durante la cirugia de 12 horas de duracion, causando que el cerebro se inflamara y provocando una paralisis temporal. "No estaba asustado en absoluto", recuerda Kennedy. "Sabia lo que estaba ocurriendo. Yo invente el procedimiento".
Los efectos secundarios fueron muy graves, pero Kennedy dice que se recupero y volvio para someterse a un segundo procedimiento de 10 horas de duracion en la Ciudad de Belice varios meses despues para que el cirujano pudiese implantar una electronica que le permitiria recolectar señales de su propio cerebro.
La heroicidad de Kennedy impresiona a algunos de sus antiguos pacientes. "Se ha metido en los zapatos de sus pacientes y ha andado un kilometro", dijo en un correo electronico David Jayne, un paciente de ELA implantado por el equipo de Kennedy a principios de la decada de 2000. "Admiro a Phil a rabiar", añadio.
A ojos de algunos investigadores, las decisiones de Kennedy pueden parecer poco sabias, incluso poco eticas. Pero existen casos en los que la autoexperimentacion ha dado sus frutos. En 1984, un medico australiano llamado Barry Marshall ingirio un vaso lleno de bacteria para demostrar que provocaban ulceras estomacales. Despues gano el Premio Nobel. "Existe una larga tradicion de cientificos medicos que han experimentado consigo mismos, a veces con buenos resultados y a veces sin unos resultados tan buenos", afirma Jonathan Wolpaw, un investigador de interfaces cerebro-ordenador del Centro Wadsworth de Nueva York (EEUU). "[Esto] sigue esa tradicion. Y eso es probablemente todo lo que deberia decir al respecto".
Despues de volver a Georgia, Kennedy empezo a trabajar sobre todo solo en su laboratorio del habla, grabando sus neuronas mientras repetia 29 fonemas (como e, a, o, u y consonantes como ch y j) en voz alta, y luego se imaginaba diciendolos en silencio. Hizo lo mismo con unas 290 palabras cortas como "valle" y "uva". Tambien hubo algunas frases: "Hola, mundo", "Cual empresa privada" y "La alegria de correr hace que un niño diga guau".
Kennedy dice que los resultados preliminares son "extremadamente alentadores". Afirma que ha determinado que diferentes combinaciones de las 65 neuronas que registra se activan de forma sistematica cada vez que pronunciaba determinados sonidos en voz alta, y tambien se cuando se imagino pronunciandolos. Esta relacion podria clave para el desarrollo de un decodificador del pensamiento para el habla. En la Universidad de California, Chang dice que Kennedy puede haber aprendido algo nuevo. Sus propias investigaciones utilizan diferentes electrodos colocados fuera del cerebro, que dice que solo pueden recolectar una señal "relativamente tosca" (ver Un implante cerebral permitiria hablar con la mente). "Creo que a lo que puede que tenga acceso es algo mucho mas detallado", dice Chang.
Pero tambien hubo una importante decepcion. Kennedy habia esperado vivir con los implantes dentro de su cerebro durante años, recolectando datos, mejorando su control, y publicando trabajos. Pero la incision de su craneo nunca se cerro del todo, creando una situacion peligrosa. Despues de varias semanas recopilando datos, el pasado mes de enero Kennedy se vio obligado a pedir a los medicos de un hospital cercano en Georgia que extrajesen los implantes. La factura ascendio a los 94.000 dolares (unos 88.000 euros). Kennedy remitio la factura a su aseguradora, quien dice que pago 15.000 dolares (unos 14.000 euros).
Kennedy atribuye este reves a su decision de fabricar los electrodos en un tamaño extra grande e instalarlos con un angulo inusual para que resultara mas facil trabajar con ellos, una decision que ahora cree que fue una equivocacion. "Pero me sali con la mia, asi que estoy contento", dice. "Sufri algunas complicaciones despues de la cirugia, pero consegui cuatro semanas de buenos datos. Estare trabajando con estos datos durante mucho tiempo".

Fuente: Technology Review

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